Si bien los historiadores académicos afirman que no existe una constatación directa de la contribución del Temple a la construcción de las catedrales góticas medievales, otros insisten en sostener que existen suficientes indicios de que la milicia protegió a las logias de constructores (los hijos de Salomón por ejemplo). Una muestra de la unión de templarios y constructores sería la consideración de los masones (oficialmente herederos de los canteros de la edad media) e incluso rosacruces como herederos de los templarios. Se supone que los caballeros supervivientes a la purga de Felipe IV se ocultaron en Escocia donde posteriormente surgiría la francmasoneria.
Parece existir una conexión estrecha entre los caballeros templarios y el desarrollo del arte de la albañilería y de los gremios que construyeron las catedrales góticas de Europa. Los caballeros del Temple planificaron y financiaron los templos y los gremios de alarifes se formaron para llevar a cabo sus proyectos. Se dice que tales albañiles trasladaron a las catedrales los dogmas de su fe, una fe que se expresaba mediante el lenguaje de las matemáticas y de los símbolos. El dogma principal de esa fe fue el principio cósmico de la armonía entre las energías masculinas y femeninas.
También Charpentier considera a la orden templaria como protectora de las hermandades de constructores y sus encomiendas e iglesias refugios para estos hermanos de oficio.
Estas increíbles construcciones supuestamente tendrían como misión captar las fuerzas cósmicas para transmitirlas al hombre. Son obras como diría San Bernardo, construidas por gentes capaces de sacar miel de la piedra.
martes, 7 de diciembre de 2010
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